México

México lindo y herido

Es 16 de septiembre y de haber estado en mi país seguramente estaría despertando crudo de la fiesta por la celebración de la independencia de mi país. Pero no estoy en México y eso pone la situación en perspectiva. Con la distancia de por medio las cosas se ven desde un nuevo ángulo, especialmente cuando en el país que vivo la calidad de vida es mucho mejor que la del lugar donde vengo. Y sin embargo, la nostalgia no deja de abrazarme y hacerme extrañar la tierra en que nací. Siempre me ha conflictuado mucho mi sentir por México, pero nunca tanto como ahora que estoy tan lejos de él.

Por momentos el nacionalismo se apodera de mí y quisiera exponer todo lo bello que es mi país (aquí pueden leer algo de eso) pero luego leo todo lo que está pasando en México y me pregunto qué se puede celebrar. En mis casi 29 años de vida nunca había sentido la situación del país tan mal como ahora. Política, social, ecológica y económicamente estamos de la chingada y el panorama no se ve nada alentador. Estamos siendo gobernados por tipo con una desmedida ambición por el poder, por los reflectores mediáticos y con una nula empatía por la situación de pobreza e inconformidad en la que viven la mayoría de los mexicanos. Vivimos bajo un estado de represión mucho más grande de lo que la clase media imaginamos, los medios de comunicación están al servicio del poder y si se atreven a confrontarlo son desaparecidos o de qué forma explicamos los asesinatos de tantos periodistas en Veracruz o el despido de Carmen Aristegui de MVS. El dólar está en 17 pesos y el gobierno tiene el descaro de comprar el avión presidencial más caro del mundo y hacer visitas de estado con comitivas de 200 personas. En el «desmadrito» de la casa blanca de 7 millones de dólares el gobierno fue juez y parte, lo que me hace pensar que Enrique Peña Nieto y su gabinete tiene un concepto de corrupción muy distinto al del resto del país. Y la lista podría seguir, pero para qué… Ya todos sabemos que los 43 normalistas de Ayotzinapa van a cumplir un año de desaparecidos, que el Chapo no va a regresar a la cárcel, que en la masacre de San Salvador Atenco no hay culpables.

Entonces, ¿por qué escribo esto? Porque en el último año también he visto que el pueblo mexicano ya está cansado. He visto al pueblo mexicano tomar las calles de forma pacífica y exigir respuestas. Pero también creo que falta iniciativa de una parte muy importante de la sociedad: la clase media. Es tristísimo ver lo poco informados/interesados que muchos de mis conocidos y amigos están sobre la situación del país. Es mucho más triste leer sus mensajes quejándose de la gente que salimos a manifestarnos por el cambio. Me parece extremadamente preocupante leer que estén convencidos de que el cambio se dará si uno solamente se dedica a hacer lo que le corresponde. Eso no es suficiente y, sobre todo, no es humano. Es importante luchar la batalla del otro como si fuera la propia, porque sólo así habrá justicia para todos. Estoy consiente de que habrá gente que está conforme con la situación del país, esa gente seguramente es la que se beneficia (directa o indirectamente) de la corrupción que tiene hundido al país y lo entiendo, su realidad es diferente a la del resto del país. Pero a los indiferentes no puedo entenderlos, ¿qué necesitan para sentir empatía por la situación de injusticia que se vive en el país?

Sí, seguramente mucho dirán: «es muy fácil juzgar lo que pasa en México estando en Australia» pero finalmente nací, crecí y hasta hace dos meses vivía todavía en México. Cada día que paso aquí y voy a la escuela, pienso en todo lo que podría hacer para mejorar mi país con lo que estoy aprendiendo aquí. Cada día me convenzo más de que México tiene casi todo para ser una potencia mundial, su único problema es la indiferencia de la gente. Ahí seguimos aguantando un gobierno corrupto, oportunista y abusivo. Es entonces cuando me cuestiono si de verdad valdrá la pena regresar a mi país…

Yo estoy comenzando mis estudios en Australia, todavía falta mucho para que los termine y tenga que volver a México (o buscar la manera de no regresar). Muchas cosas pueden pasar en ese tiempo en mi país. Lo que sí tengo claro es que esté en donde esté, México siempre me dolerá y por lo tanto, siempre buscaré aportar -desde mis trincheras- algo positivo en el desarrollo de mi país.

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